jueves, 25 de noviembre de 2010

DEFENDER LA ALEGRIA

    Defender la alegría como una trinchera
      Defender la alegría como una trinchera Defenderla del escándalo y la rutina De la miseria y los miserables De las ausencias transitorias Y las definitivas Defender la alegría como un principio Defenderla del pasmo y las pesadillas De los neutrales y de los neutrones De las dulces infamias Y los graves diagnósticos Defender la alegría como una bandera Defenderla del rayo y la melancolía De los ingenuos y de los canallas De la retórica y los paros cardíacos De las endemias y las academias Defender la alegía como un destino Defenderla del fuego y de los bomberos De los suicidas y los homicidas De las vacaciones y del agobio De la obligación de estar alegres Defender la alegría como una certeza Defenderla del óxido y de la roña De la famosa pátina del tiempo Del relente y del oportunismo De los proxenetas de la risa Defender la alegría como un derecho Defenderla de Dios y del invierno De las mayúsculas y de la muerte De los apellidos y las lástimas Del azar Y también de la alegría. MARIO BENEDETTI

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